Wednesday, May 31, 2006

.......


A partir de ahí recuerdo como “el grunge” se iba ganando adeptos como una simple moda musical (que me recordó a la que viví en Madrid cuando la eclosión U2) que nos repelía ya que nos considerábamos a nosotros mismos más auténticos (cosas de adolescentes) porque sabíamos de donde venían todos esos grupos que triunfaba y nos preguntábamos ¿que sería Nirvana si no hubiesen existido los Pixies? …en fin eso nunca lo sabremos.
Nuestro mayor logro consistió en, cual alienígenas, intentar abducir a unos cuantos chicos más (las chicas no tenían demasiado interés en ser diferentes, con esa edad y sobre todo en ese colegio tan “caro” la mayor parte de ellas parecían querer parecerse a cualquier cosa menos a un rockero). Entonces, un día en el recreo (hacíamos COU), apareció JOSE: “¡Hola!, me llamo JOSE” y zarandeó mi mano con la suya. Yo no dije nada, pero pensé; quien será este tío, me extrañaba que un tipo aparentemente tan “niño” pudiera ser amigo de Miki. “¿Venís a jugar conmigo?” nos propuso JOSE mientras debajo del brazo tenía un balón de fútbol, de aquellos que a mi antes me gustaba tanto patear. “No puedo jugar contigo” le dije emulando al zorro de El Principito “no estoy domesticado”. “¿Que significa eso?” preguntó JOSE, pero esta vez mirando a Miki con cara de asombro. “Es una cosa demasiado olvidada ya... significa crear lazos” le dije sin saber muy bien por que. Y él, sin decir nada más, salió corriendo y botando la pelota como si fuese de baloncesto. Miki comentó que no le gustaban las chicas y yo pensé que a lo mejor se sentía como yo, diferente a los demás pero de otra forma...resultó ser una de esas bromas pesadas que a Miki le gustaban tanto, de esas que a mi no me gustan. Lo importante es que tuve la suerte de conocer al “niño” que tenía JOSE en su interior y de hecho creo que por eso es uno de mis mejores amigos, no conozco a nadie como él hay tanta gente que le considera su mejor amigo.

Tuesday, May 30, 2006

......

Así pasamos días y días como si no quisiéramos salir de una burbuja perfecta de armonías y placer, donde nos creíamos a salvo del exterior. En teoría cuando quedábamos teníamos que estudiar pero habíamos creado una nave espacial desde donde nos reíamos de como el mundo daba vueltas sin sentido y sin contar con nosotros. Además de los grupos de finales de los sesenta como Pretty Things, Bowie o The Kinks, escuchábamos muchos otros grupos como The Cure, pero vimos la luz cuando escuchamos “Hey!” de unos tal Pixies, que aglutinaban en un solo disco llamado Doolittle todo lo que más nos gustaba del rock y del pop con una sencillez que nos pareció que hasta podríamos llegar a tocar, si algún día nos comprásemos unas guitarras eléctricas claro… tiempo después nos las compramos con el dinero que ganamos repartiendo periódicos en moto a las 5 de la mañana.

Monday, May 29, 2006

.....


Fue entonces cuando mis padres nos llevaron, a mí y a mis hermanos, a vivir al asteroide B-512 (una isla llamada Palma de Mallorca) aunque el momento por el que estaba pasando no me permitiría hacer amigos, como en las otras ocasiones en las que habíamos cambiado de ciudad, sino que algo iba a ser diferente. Me encerré en mi habitación más tiempo de lo normal, no lo recuerdo bien, con una guitarra española que un día conseguí, tampoco recuerdo bien cómo pero lo que si recuerdo es que mis padres tuvieron la suficiente paciencia como para aguantar mi auto aprendizaje del instrumento… cosa que no ocurrió unos años después cuando lo intente con el violín, ni siquiera yo lo pude aguantar.
En el instituto, también sin saber exactamente porqué, me costaba mucho empezar a relacionarme con los demás hasta que alguien se me acercó, se llamaba Miki, y me dijo: “¡Oye! ¿Has oído el white álbum?” Yo le dije que no, que de que grupo era ese disco, pregunté... y él, con cara de sorpresa, me contestó: “¡De los Beatles!, no me digas que no los conoces...” y se rió como si yo fuese un extraterrestre. Lo cierto es que, por aquella época, me sentía como si realmente no pudiese contactar con nadie que hablase mi idioma. Y en ese momento pensé que ese chico (de nombre curioso) podría ser la compañía que estaba buscando para acondicionarme al asteroide B-512; mi “nuevo planeta”, y lo que era más importante, para descubrir nuevos grupos en general y a los Beatles en particular.

....


Aquellas canciones que escuchaba en mi pubertad me transmitían, a pesar de que en la mayoría no entendía la letra, sensaciones y emociones nuevas y vibrantes que me llegaban muy dentro; ¡con solo cuatro instrumentos y una o dos voces y en tan solo tres minutos de duración! la verdad es que no entendía como antes podía escuchar otras cosas tan... dejémoslo en efímeras. No me identificaba con los programas de las radios comerciales con pinchadiscos que se comportaban como “El Farolero” (del libro que ya he mencionado) que simplemente cumple órdenes sin preguntarse el porqué de encender y apagar el farol sin descanso... asumen su papel diciendo “las órdenes son las órdenes, y no hay nada que comprender”, supongo que me estaba haciendo mayor y empezaba a descubrirme a mi mismo a la vez que entendía libros como “Alicia en el país de las maravillas” demostrando que además del cuerpo me evolucionaba la mente a una velocidad que no podía asimilar, mientras leía las letras del “Boy” de U2 (primer CD que compré en mi vida ya que antes compraba vinilos) comprendía que eso que cantaban era lo que me estaba pasando a mi.

Thursday, May 25, 2006

...


Hace dieciséis años yo tenía dieciséis años y fue entonces cuando empecé a descubrir que la música podía llegar a ser, al menos para mí, algo más importante de lo que jamás hubiese imaginado, más importante que los estudios, o que el sexo, o las drogas, o mi moto, o el fútbol o cualquier cosa que pudiese interesar a un niño con pelos en las axilas.
Probablemente no era consciente de que el libro que estaba leyendo por aquellos tiempos me iba a ayudar a comprender tantas cosas sobre mí y sobre el mundo; “El Principito”, que así se llama el libro en cuestión, describe perfectamente mi manera de ver las cosas en general y en particular la música que es de lo que realmente trata este pequeño relato en el que, con la ayuda de esa maravillosa historia del aviador Saint-Exupéry, intentaré contarte cómo veo yo las cosas desde el interior del rock, pop, o como lo quieras llamar.
Sin saber muy bien ni como ni por qué ha acabado convirtiéndose en mi forma de vida.

Wednesday, May 24, 2006

1


Cuando era un adolescente, además de los horribles cambios físicos que empezaban a surgir en mi cuerpo, también se estaba desarrollando una necesidad nueva para mi organismo: la música. Me pasaba las “horas de estudio” aporreando los lápices contra mi mesa al ritmo que marcaba un pequeño radiocasete que debía ser de mi hermano mayor, si no golpeaba la mesa era porque estaba con mi raqueta de tenis fingiendo tocar la guitarra, pintarrajeando los libros con los nombres de los grupos que me gustaban o lo que es peor (según mi madre)... pintando la mesa.

Introducción

Este blog me va a servir para sacar a la luz algo que empecé a escribir hace tiempo y que por "H" o por "B" no ha llegado a publicarse físicamente. Yo lo publico virtualmente a partir de hoy mismo, sin ningún compromiso de entrega diaria... esta es la historieta.