Sunday, June 11, 2006

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Unos años después grabamos otro disco e hicimos otra gira y, como si de un dejavú se tratase, repetiríamos aquella situación tan angustiosa cuando Jose decidió que había llegado la hora de cambiar de vida, cosa que a todos se nos pasaba por la cabeza de vez en cuando. Aunque para nosotros la vida era (y es) contemplativa, como si no fuésemos parte de la sociedad, como si la estuviésemos viendo en la tele o como si sobrevolásemos por encima del resto de la gente ..., es difícil de explicar por qué,pero comprendíamos a Jose y tampoco tuvimos palabras. La decisión, como en la anterior ocasión, fue continuar por él (si algo le hubiese dolido más que dejar el grupo eso hubiese sido la desintegración total) y por nosotros mismos, ya que aún sin él nos veíamos capaces de continuar “viajando” en nuestra nave durante unos cuantos años más.

El hecho de llegar a vender discos y a tener público en los conciertos me sorprendió mucho en su momento pero me di cuenta de que tenía que superar mi timidez y mis pocas ganas de ser “conocido” y menos de ser famoso. Al principio solo abrir los ojos y cantar mirando al público a la cara me parecía imposible, simplemente me daba vergüenza… pero he llegado a creer en lo que hago (mejor dicho en lo que hacemos juntos) lo suficiente como para no disimular mis emociones y disfrutar los conciertos como un fan más que ha saltado al escenario de repente (como el día en que por primera vez cogí un micrófono en aquel local), supongo que tiene que ver con lo de escuchar los discos como si no los hubiese hecho yo. De todas formas me llama mucho la atención ver que tanta gente lo daría todo por salir en la tele y ser famos@. Si al menos volviesen a ver “Pinocho” (la película claro) para recordar que se puede acabar como un títere cuando no tienes a “Pepito Grillo” a tu lado, porque un zorro te puede engañar y hacerte parecer la fama como lo único que importa como en ese programa de TV en el que manipulan “artísticamente” a unos cuantos jóvenes (seleccionados de nosecuantos miles). Pensé que era una buena idea porque así la gente podría ver como se lleva a un “artista” a la cumbre, mediante la manipulación absoluta de todos sus movimientos y notas musicales (por otro lado sin ningún fondo) con lo que la credibilidad de este tipo de grupos y artistas (que casualmente acaparan las listas de ventas) se iba a ir al garete y nadie querría comprar esa música como si fuese comida rápida... a lo mejor preferirían comer mejor e ir a los restaurantes a buscar discos hechos con amor, artesanalmente y con ingredientes frescos ,es decir, no congelados. Nada más lejos de la realidad, los humanos me volvieron a sorprender, lo que ocurrió (como todos sabéis) es todo lo contrario, ahora que han podido ver como se les tomaba el pelo... ¡ahora les gusta más! creo que el público, el mundo en general, no se toma la música en serio y ahora lo entiendo porque he aprendido algo sobre la entropía, además yo no me tomo en serio otras cosas.

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